Vaya tarde más falsa, por Dios. El cielo gris, las nubes cargadas de agua esperando a alguna señal de los dioses que permitan el suicidio de las gotas de agua contra el duro asfalto de la carretera. Sin embargo, me suiento inspirada, y he avanzado un poco más de mi historia de qual os pasaré otro perqueño trozo, para captar las aventuras que viven los protagonistas. La primera de ellas es simple y no contiene mucha acción, mejor empezar un poco calmados para luego ponernos en marcha con la excitante historia que tengo en mente escribir.
Aquí va (voy a poner el nombre del protagonista masculino del que Cynthia se enamorará mas tarde asi: (...), ya que no quiero que sepan el nombre ;p) :
Estuvimos hablando toda la tarde, mirando la TV y explicando su vida en Escocia. Me contó que lo de dejar a sus amigos tan lejos era algo duro y los echaba mucho de menos, pero que cuando conoció a mi hermano fue como el comienzo de una nueva vida. Dulce. Admitió que estaba loco por los ochenta y que tenía, además de su colección de camiseta de Los Beatles, todos los discos de Michael Jackson. Increíble. Yo, por mi parte, le expliqué un poco acerca de mis hobbies, la música que escuchaba, mi color favorito, mi número de la suerte, los libros que me encantaban y todo lo demás. Descubrimos mucho el uno del otro y, para cuando llegó Devon, la tarde había sido de todo menos aburrida. (...) no era tan extraño como pensaba, y por mucho que creyera que era un alienígena, confirmó que no venía de otro planeta. Igualmente, yo seguía empeñada en eso, ese rostro no era humano.
-¿Eso es bueno o malo? – preguntó con el ceño fruncido.
-Realmente, no tengo ni idea.
Muchas de las chicas del instituto se habían quedado mirándolo cuando pasaba por los pasillos en su primer día, pero no solo lo habían observado porque era el nuevo, sino porque era muy guapo, según todas ellas. (...) era el chico estrella de la semana, hasta salía su cara en el diario escolar, con su sonrisa encantadora y su mirada felina, los rizos que le caían sobre la frente y su remolino en la tez. Cualquier chica desearía saber todo lo que me había contado (...), y me sentí una estúpida por haberle tratado de esa forma el sábado y domingo.
Aquí les presento un poco más de información acerca de (...) y Cynthia. Y aquí va la pequeña aventura. Pasaré trozos sueltos, por lo que quizás no sepáis más o menos lo que ocurre, pero os lo explicaré.
-¿Alguien tiene una linterna?
Piensa Cynthia, me dije, estás en medio de dios sabe donde y tan solo ibas a dar una vuelta para enseñarle a un amigo el territorio. Entonces el razonamiento era: si solo era un paseo, ¿a quién se le ocurriría traer una linterna? Esa era una de las muchas situaciones que te podías encontrar en la vida en la que necesitabas algo que no le diste utilidad alguna, pero que en aquel momento era la única cosa que necesitabas urgentemente. Eso era exactamente lo que ocurría. Solo un friki llevaría una linterna al bosque, solo alguien que no sabe mucho más aparte de su mundo de ficción se le ocurriría llevar precauciones algo básicas para una excursión. Ninguno de nosotros era esa tipo de personas. ‘Somos aventureros y de lo más osados, nos gusta correr riesgos y pasar noches en medio del bosque. Somos Devon, (...) y… -creo que ahí se terminaba al lista de nombres-’, ese era el lema.
-Yo tengo un mechero – dijo Devon, sacando uno de su bolsillo.
Me quedé mirándolo mientras producía una pequeña llama y fruncí el ceño.
-¿Y que haces tú con un mechero?
(...) se adelantó impidiendo contestar a mi hermano y dijo:
-La pregunta es: ¿qué podemos hacer con él?
-¿Encender una hoguera para no pasar frío por la noche?
Fantástica utilidad. Genial.
-Qué pesimista - ¿no podía utilizarse para iluminar el camino hasta casa? ¿Es que ahora tenía ganas de dormir allí? - ¿Y si no quiero pasar la noche aquí? – intervine.
-Si no encontramos el camino eso es lo que tendremos que hacer.
-Oh, Dios mío… - murmuré jurando para mis adentros de que nunca volvería a ir con ellos y profiriendo una maldición.
Vale, esto es lo ocurrido. Con la fascinación de (...) por el bosque, el hermano de Cynthia, Devon, le propuso de ir a dar una vuelta y enseñarle la casa encantada que custodiaba el bosque. El problema es que se han perdido y no saben como volver.
-Sabes que – empezó mi hermano, esta vez sonando también desesperado y sin ganas de pasar la noche en el bosque -, me da igual donde vaya, pero yo aquí no me quedo. Si tengo que andar toda la noche para llegar a casa, lo haré.
Ya claro… la otra opción era esa. Andar en círculos intentando llegar a casa. Y como dijo Devon, empezó la marcha por el bosque, alejándose cada vez más de (...) y yo. Y, por supuesto, nosotros dos no lo íbamos a dejar solo y tampoco pensábamos quedarnos allí a dormir juntitos al lado del fuego, acurrucarnos el uno con el otro, intentar no pasar frío, besarnos –puaj- para calentarnos y… ui, ¿que más podríamos hacer estando perdidos? Esa idea… mejor no pensarla, la mente era muy compleja.
Y esta es la solución que eligen, ya que quedarse a dormir en medio del bosque, como que no les hacía demasiada gracia. Finalmente consiguen llegar a casa, de un modo u otro, ya que Cynthia se sumió a un sueño profundo donde corría por un bosque de árboles que apenas le llagaban a la rodilla y veía una silueta montada en un caballo alado. Sueños como este iran ocurriendo al largo de la historia, ya veremos qué significarán...
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